miércoles, 4 de marzo de 2009

Viviendo dos vidas

No hay arte al escribir. Tan sólo esfuerzo, constancia y paciencia. Porque las grandes historias nunca faltan, pero el don para plasmarlas en un papel es virtud de unos pocos. Se les hace llamar intelectuales, genios, grandes literatos…Pero para mí, simplemente son dueños de la imaginación.

Aquellos que pueden jugar a reescribir el destino de nuestro mundo imaginado. Nos hacen soñar lo imposible, caminar sobre realidades nunca vistas. Yo los califico como magos. Son capaces de hilar mundos pasados y futuros, realidades y mitos.
El verdadero placer de la literatura reside en jugar a soñar cosas imposibles y alcanzarlas con tan sólo rozar las palabras. Porque si has leído mientras vivías, has vivido dos vidas.

El escritor no nace sabiendo, sino que se alimenta a base de tiempo. Años que entrañan conocimientos y experiencias. Observa, lee, escucha e imagina. Y así empuña su pluma y comienza a garabatear. A dudar en si esta palabra es buena o en si hay otra frase que encaje mejor. Y vuelve a empezar. Rompe la hoja lleno de desesperación y se enfrenta a otra lucha de paciencia.

Pero al final acaba ganando la batalla. Porque es capaz de ver donde otros no hallan nada, escribe historias mundanas convirtiéndolas en exquisitas. Posee el poder de crear.

Cuando me preguntan por qué me gusta escribir pienso que no hay respuesta que valga pues no se puede definir algo tan grande. Simplemente nace de dentro y se alimenta del mundo.

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