martes, 28 de octubre de 2008

Reflejos


Es en el reflejo donde un niño se descubre cómo es. Es en ese primer instante donde se queda maravillado al verse a sí mismo desde fuera. Se toca la cara y poco a poco va entendiendo lo que ocurre, no es su doble el que le mira, sino él mismo. Aparta la cara y vuelve a mirarse repentinamente como intentando probar que quizá el reflejo huya de repente. Pero no se mueve, le mantiene la mirada todo el tiempo que haga falta. Y es que el reflejo, aún siendo efímero, atrapa parte de nuestras almas y las encadena para siempre.
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